25.5.05

la gran figura

parecían buenos tiempos. el infierno parecía estar en armonía desde la llegada del primogénito de belcebú (o belce, como le gustaba que le llamaran ultimamente). la gente cumplia sus jornadas con amables gestos. y allí en su trono, el demonio acunaba a su hijo entre sus dulces garras, la gente observaba como parecía haber nacido e instalado la compasión en él. se le dibujó en el rostro una sonrisa hasta ahora desconocida, y a continuación sus ojos se inundaron con un brillo infinito. inclinó su cabeza le desgarró el corazón de un bocado, lo escupió a la cara de su madre y arrojó al niño a las calderas...se erigió enorme ante todos.